¿El enojo es por su falta de experiencia diplomática o por ser gay?

¿El enojo es por su falta de experiencia diplomática o por ser gay?

La designación de Genaro Lozano como embajador abre un debate que desnuda la homofobia política en México.

Genaro Fausto Lozano Valencia, académico de la Universidad Iberoamericana, con doctorado y maestría en Ciencias Políticas por The New School for Social Research e internacionalista por el ITAM, es también un periodista reconocido y un activista abiertamente gay. Su nombramiento como embajador de México en Italia  con representación concurrente en Albania, San Marino y Malta ha desatado una tormenta política y mediática que revela más prejuicios que argumentos.

La crítica selectiva y la memoria corta

Diversos legisladores, entre ellos Margarita Zavala y Lily Téllez, han cuestionado el nombramiento por “falta de experiencia diplomática”, señalando que se trata de un “premio político” del actual gobierno. demostrando su mezquindad y falta de memoria, Sin embargo, la historia reciente demuestra que esta práctica no es nueva: los gobiernos priistas y panistas hicieron de embajadas y consulados moneda de cambio político. Felipe Calderón y Vicente Fox nombraron a amigos y allegados sin trayectoria diplomática, como Fernando Estrada Sámano o Luis Malpica y de la Madrid, casos documentados por la propia Asociación del Servicio Exterior Mexicano.

Los señalamientos actuales, entonces, parecen teñidos de hipocresía. Lo que ayer se normalizó como “práctica política”, hoy se denuncia con indignación selectiva.

El verdadero trasfondo es la homofobia de la derecha y ultraderecha

Más allá del debate sobre méritos diplomáticos, la reacción contra Lozano Valencia se ha cargado de ataques homofóbicos en  Redes sociales y discursos políticos han desviado la crítica hacia su orientación sexual, convirtiendo su boda y vida personal en munición de odio. “No tienes carrera diplomática”  “puto fifi”pronto mutó en insultos como “enfermo mental”, “mal ejemplo para las familias ” o “pedófilo”, evidenciando cómo la derecha y ultraderecha mexicanas al igual que sus pares internacionales  buscan excluir de la vida pública a quienes no encajan en su modelo patriarcal, heterosexual y conservador dentro del poder.

El mensaje es claro,lo que molesta no es su currículum, sino su existencia como hombre gay visible y con influencia en la agenda de derechos humanos.

Esta es una  designación con mensaje político y social

El nombramiento de Lozano por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum trasciende el plano burocrático. Enviar a un hombre abiertamente gay como representante en Italia, un país  gobernado por la Ministra Giorgia Meloni una ex periodista y política ultraconservadora ,  Italia que atraviesa un retroceso en materia de derechos humanos, particularmente hacia los  migrantes y personas LGBTIQ+  es un gesto cargado de simbolismo político. Es un recordatorio de que la diplomacia no solo se mide en protocolos, sino también en la capacidad de tender puentes, defender valores y abrir espacios para las minorías.

En este contexto, las críticas internas desde sectores LGBTIQ+ resultan también contradictorias. Muchos han señalado la designación como pago político, sin reparar en que sus propias trayectorias académicas o laborales han estado atravesadas por privilegios,plazas heredadas por familiares,apoyos institucionales o favores. ¿Vale el cuestionamiento cuando se hace desde la comodidad de un espacio ganado con mecanismos similares?

Esto es una batalla más amplia

El caso Lozano no es una excepción, sino un síntoma. Lo que está en disputa es la visibilidad LGBTIQ+ en puestos de poder. La embajada en Italia será también un campo de confrontación ideológica frente a las redes internacionales de la ultraderecha, que buscan imponer narrativas anti-género y anti-derechos.

Al final, la pregunta no es si Genaro Lozano merece o no el cargo. La verdadera pregunta es: ¿qué tanto miedo genera en ciertos sectores el que un hombre gay, preparado y con voz propia, represente a México en el extranjero?

El tiempo dirá si este nombramiento será recordado como un simple gesto político o como un parteaguas en la inclusión diplomática. Por ahora, lo cierto es que incomoda a quienes se sienten dueños del poder, y esa incomodidad en sí misma es una señal de avance.

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